jueves, 16 de junio de 2016

Mi Opinión

La política en nuestro país  se ha convertido en una religión, en la cual los políticos  se han hecho un objeto de culto impidiendo el crecimiento de los ciudadanos y la nación,  esa deformación de la realidad ha hecho que olvidemos que todos nosotros estamos llamados a crecer por dentro, y a saber cómo es ese crecimiento.

jueves, 2 de junio de 2016

La resiliencia


La resiliencia
Por Carlos Vicente Torrealba
Twitter: @cartorrealba


Eran los años donde uno es como una esponja y va adsorbiendo las cosas que constituyen la vida, a esa edad uno posee una  gran apetencia por descubrir e interpretar el mundo que nos rodea, circunscribe, limita, confina,  nos forma y hasta nos deforma. 

Mi abuela materna doña Nina fue una mujer muy sencilla aparentemente quizás era su mayor habilidad, con una gran capacidad de observación y una sabiduría excepcional. Cuando mis padres estaban de viaje, ella nos buscaba al colegio: un día salimos y nos fuimos caminado y pasamos por una bella plaza que hoy en día apenas es un recuerdo de lo hermosa que era, “las tres gracias”. En cada estreno de ella habían un grupo de sauces de babilonia o como se le llama sauce llorón. Era hermoso verlos, nos sentamos en unos bancos y mi abuela me enseñó a contemplarlos.

Yo le decía a mi abuela para que verlos tanto y ella tan solo sonreía y diciéndome casi como un murmullo: -tú quieres aprender a reconocer la fortaleza de las personas debes aprender a observar la naturaleza ella te dará el secreto para reconocer aquellos seres fuertes y para que tú seas fuerte observa los sauces -  Los estuve observando y note como se mecían con la brisa y al pasar estos volvían con gran facilidad a su forma original; se lo comenté a mi abuela y esta con gran ternura me dio un beso.  

Así es hijo la fortaleza no es ser rígido es tener la capacidad de afrontar las dificultades y al salir de ellas, volver a nuestro estado de plenitud más fortalecidos. Eso se llama resiliencia,   todos tenemos la capacidad de sobreponernos a períodos de dolor emocional y situaciones adversas; eso nos hace humanos. De ahí que debemos aprender a observar y que  la adversidad, el dolor, la perdida, la ausencia, la injusticia, no nos quiebre más bien nos de la fuerza de crecer.

Desde hace algunos años  para muchos mi abuela ya no está con nosotros, pero conmigo si y más en estos momentos. No sé en qué magnitud e intensidad la resiliencia de  los venezolanos estará, ya que este enorme periodo de dolor que experimentamos no se cambiará con sacar a el presidente actual igual que a CAP, ni contemplar pasivamente el cinismo de algunos funcionarios elegidos por el pueblo que han mamado de la teta del estado y del futuro de su pueblo y se presentan ante nosotros como simples corderos.  Lo cierto es que este camino ha sido muy tortuoso, esperamos que tengamos la entereza para saber reconstruir nuestras almas ya que el país será aún más difícil.

Mi Opinión Carlos Vicente Torrealba


Mi Opinión Carlos Vicente Torrealba


Mi Opinión Carlos Vicente Torrealba


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La Venezuela de hoy


La Venezuela de hoy
Por Carlos Vicente Torrealba
twitter:@cartorrealba


Qué fácil es opinar, que fácil es criticar, que fácil es hacerse el estúpido pensando que nuestra verdad es absoluta en medio de una de las crisis más humillantes que los venezolanos hemos vivido en toda nuestra historia republicana.

Qué fácil  es echarle la culpa al otro, al pendejo desde luego; porque al vivo criollo se le admira, igual que  al delincuente, al estafador, al incapaz,  al ladrón,  si al ladrón que nos quitó el presente y el futuro ya que este al parecer  no habrá por varias generaciones, ya que  la Venezuela de ayer no regresará jamás, esa se extinguió como los dinosaurios  y lo peor: hemos sido nosotros mismos por irresponsables, inmaduros, facilistas y entreguistas.

Los venezolanos de Páez con sus lanzas en un vuelvan caras en las Queseras del Medio o Carabobo o los del noble  Sucre en Ayacucho y Pichincha  o los de Bolívar en los Pantanos de Vargas o en el Paso de los Andes no existen ya. Como Kafka, trasformamos a  hombres bravos, orgullosos, dignos y  machos  en simples  bachaqueros, hambreadores de sus hermanos  y  pedigüeños de limosnas de sus riquezas. Para colmo se le echa la culpa a otros: sea la CIA, G2 marcianos, comunistas;  al final la culpa es del “Imperio” de pendejos que somos nosotros.

La Venezuela de ayer no volverá y la de mañana será otra cosa, si es que se llega al mañana a este país. Sí país!, ya que perdió el rango de Nación.  Pasará a la historia como la única nación que azuzó a sus enemigos naturales para que la invadieran, se le dio las llaves de las arcas, se le instruyó como nos debían  zaquear, violar y prostituir  nuestras   mujeres,  esclavizar a nuestros niños con el opio de la flojera, el facilismo y la mendicidad. Para colmo y más espectacular se les pagó para que lo hicieran.

La Venezuela de hoy está compuesta por una solo ideología o por lo menos la más domínate la que se llama  “cuanto hay para eso”. Aquí no importa país, estado, pueblo,  familia,  ni madre e hijos. Aquí importa el saqueo colectivo, endógeno  y protagónico eso si siempre hay que  embriagarse del licor de la democracia esa que se define como: “la propia mía de mí”, es decir: la que me dé la gana. 

La Venezuela de hoy no es  resultado del azar amigos; es que desde los textos de  Sun Tzu, Sun Bin, Maquiavelo, Napoleón y Karl von Clausewitz nos enseñan que la capacidad de flotar de un gobierno no está en hundirse y la de una oposición de tratar de ser socio del gobierno.

Lo cierto es que el  odio de un pueblo es tan solo el preludio de la violencia, es como una obertura ante el gran sainete de la auténtica guerra.